“¿Y cómo meto yo aquí a más de 100.000 personas?” |
Y claro, tanto trabajo tiene que dar su fruto sí o sí, así que para no quedar mal, el gabacho se diseñó un enorme y moderno escenario incrustado en plena fachada de la catedral. ¡Casi nada! Y por si eso parecía poco, una animalada de watios de potencia, focos a cascoporro repartidos por todo el perímetro de la plaza, cerca de 10 cámaras de televisión (aprovechando que el concierto iba a ser retransmitido en falso directo por la TVG) y los propios edificios colindantes que servirían de fondo para las diferentes proyecciones y el novedoso espectáculo de láseres que tenía preparado. Como todo esto, y según sus propias palabras, esperaba que el concierto fuera “el espectáculo del año”.
Pero hubo un pequeño problema, y es que el
que iba a ser un aforo máximo de unas 13.000 personas se quedó
finalmente en unas 8.000 por precaución ante las posibles avalanchas y
problemas similares (como todo el mundo sabe, los fans de Jean-Michel
Jarre son conocidos esencialmente por su afición a practicar pogo en los
conciertos de su ídolo), y por ello se instaló en la colindante Plaza
de la Quintana una pantalla de televisión de amplias dimensiones
aprovechando la mitad del montaje del escenario del concierto de Pereza
perpetrado el día anterior, para que los que no hubieran podido entrar
al Obradoiro lo viesen desde allí con cierto retraso en la emisión de la
TVG, que empezó una hora más tarde, naturalmente, y seguro que se les
haría muy extraño a todos escuchar temas en directo y en diferido a la
vez…
“Esto quema, pero quema más la reducción de aforo…” |
Pero en fin, ya metiéndonos en materia,
los ensayos de la tarde del concierto dejaron claro que aquello no era
una mera cuestión de imagen, sino que apostaban fuerte por un volumen
tremendamente contundente y digno de un concierto de metal y también se
preocupaban del sonido… y aunque los técnicos de sonido las pasaron
putas para hacer una ecualización aceptable (es lo que tienen los
edificios de piedra), finalmente lo consiguieron. Jarre ya dejaba
entrever algunos de los temas que iba a tocar esa misma noche, lo cual
hizo que bastantes curiosos que estaban allí de paso se quedaran
finalmente, atraídos por la buena música y que los fans nos comenzásemos
a morder los nudillos con la intriga de qué conformaría el resto del
temario.
Y después de bastantes horas de espera
(afortunadamente a la sombra, dentro de los soportales) amenizadas con
muchas charlas musicales y no musicales, partidas de cartas, apuestas
sobre las canciones que podrían o no sonar en el concierto, la ingente y
desesperante llegada de manadas y más manadas de “señoras que van a los
conciertos aunque no conozcan al artista porque son gratis y se mueven
al ritmo de la música bailando pasodoble suene lo que suene”, y demás
vicisitudes varias, empezaron el concierto y las sorpresas.
Al menos ellas dos tuvieron la decencia de quedarse en La Alameda. |
El clásico y manido concepto de la
puntualidad británica casi se adoptó como propia por un día (el retraso
fue de pocos minutos) y la noche cayó sobre la Plaza del Obradoiro poco
después de dar las 22:30, con lo que Jarre vio solucionada una de sus
preocupaciones y dio vía libre para que todas las luces de la plaza se
apagaran al mismo tiempo para encenderse las del espectáculo, provocando
que alguna gente empezase a emocionarse y a hacer comentarios por lo
bajinis. Mientras sonaba la introducción, un gaiteiro vestido con el
traje regional “escoltó” a Jarre y sus músicos hasta la entrada de la
catedral, pasando por delante de toda la marea de fans enloquecidos de
primera fila por un acceso habilitado por la policía y subieron las
escaleras hacia el escenario (ya sin gaiteiro, pero con un Jarre que
parecía que se hubiese metido como para una boda de lo espídico que
estaba) para dar comienzo al espectáculo.
Jean-Michel Jarre se debió dejar las luces del ovni encendidas. |
El siguiente tema fue uno de los puntos álgidos de la noche, y es que nada más empezar, todo el público comenzó a aplaudir entusiasmado, reconociendo que se trataba de Magnetic Fields 2, uno de los temas más emblemáticos de la discografía del gabacho de oro, que interpretó lleno de actitud y animosidad. Tras eso, llegó Souvenir of China, que sorprendió a todo el mundo por los fuegos artificiales y maravillosa proyección de la carátula de un álbum clásico mientras sonaba el tema, y después llegó la primera vía libre de improvisación sobre Oxygène 5 unida a Variation 3, que algunos tacharon de infarto cerebral, pero que a mí me encantó (lo que hace la envidia en la gente) y con la proyección de Jarre mientras tocaba y lo daba todo. Luego llegó otro de los momentos mágicos de la noche (al menos para mí, vaya), que fue cuando una luz enfocó expresamente a Jarre y él se puso manos a la obra con el theremin en Theremin theme, una especie de improvisación sobre una base muy ambiental y calmada, y con la proyección que continuaba siendo la misma.
Y nuevamente otro temazo, en esta ocasión un Equinoxe 4
que hizo que toda la plaza empezase a saltar y a dar palmas al ritmo de
la música, mientras Jarre seguía animándonos a que la liásemos parda
mientras en las proyecciones veíamos una simpática y trabajada animación
(que casi hace que se me caigan los pantalones de la impresión) de los
hombres con prismáticos de la portada de dicho disco. Luego tuvo lugar
la interpretación del bonito tema bautizado por el público como Unesco Statistics Adagio,
con una iluminación muy tenue mientras en la fachada se reproducían y
mostraban estadísticas mostrando los problemas mundiales. Lo que no me
esperaba yo es que justo después de un tema tan tranquilo, volviese a la
carga con la tralla de Industrial Revolution, part 2, cuyos
láseres, hologramas y calidad musical, hicieron que se me escapasen unas
lagrimillas que tuve cuidado de secar rápido para que no me provocasen
un cortocircuito… y por si eso fuera poco, decidió seguir con las
archiconocidas y estupendas Rendez-Vous 2 y Rendez-Vous 4,
que hicieron las delicias de todo el mundo con más láseres, el arpa
láser y un ánimo encomiable por parte de todos que completaron la magia
de aquel momento.
“¡Qué pasa neeeeeeng! ¡Mirame ahí como pincho, neeeeeeeng!” |
Y cuando yo ya creía que me podía morir
tranquilo y que Jarre podía irse ya si a él le placía, vinieron el
melancólico acordeón de Chronologie 6 y la fabulosa y espídica Chronologie 2,
seguidas y de sopetón… ¡Aquello se estaba convirtiendo poco a poco en
la perfección, y los láseres nos metían a todos dentro del escenario
para hacer si cabe más especial lo que estábamos viviendo! Pero como
todo lo bueno tiene que terminar en algún momento, el final de este
increíble concierto llegó cuando nos ofrecieron dos bloques de bises. El
primer bloque contó con Oxygène 4, posiblemente el tema más
conocido de este fenónemo, acompañado de las palmas de todos los
presentes y de una bonita proyección mostrando el globo terráqueo, y Oxygène 12 y su frenético ritmo e iluminación discotequera (pero de calidad). El segundo fue de un solo tema: Calypso 3 (Fin de siècle),
que quedó realmente precioso y muy, muy, muy potito con los fuegos
artificiales, las luces, los mecheros y móviles ondeando en el aire a lo
largo y ancho de toda la plaza… y otro “infarto cerebral” con una
majestuosa improvisación final mientras en la proyección se podía ver a
Jarre viviéndolo tremendamente mientras tocaba.
La catedral de Santiago estaba que echaba humo al acabar el concierto. |
En resumen, que en líneas generales el concierto salió muy bien, aún a pesar de esos pequeños fallitos y errores que demuestran que las máquinas también pueden cometer errores humanos y no son infalibles, del estúpido niñato del puntero láser, y a pesar también de la inepta traductora contratada por la Xunta de Galicia (me juego 1GB de mi cerebro a que fue cosa de la Xunta y no de otra entidad) que la cagó más que habló. Jean-Michel, su equipo al completo y el espectáculo que ofrecieron fueron sobradamente capaces de pasar por encima de estas pifias que ocurrieron y lo dieron todo porque la gente saliera encantada de allí, algo que desde luego consiguieron, a juzgar por los comentarios que se escucharon en toda la plaza al terminar el concierto.
Aquí os dejo una grabación del streaming
del concierto emitido por TVG, que consta de 4 archivos de un tamaño
total de casi 2.3GB (aunque el primero sea un archivo con formato .exe,
es tan sencillo como cambiar la extensión a formato .rar, para que
concuerde con el resto, y ya no habrá problemas). Y también os enlazo el
setlist que Jean-Michel Jarre tocó en este maravilloso concierto en la
plaza del Obradoiro, un concierto que tardaré en olvidar.
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