14 de marzo de 1997
El músico francés coincide en Madrid con Jackson Browne y Art Garfunkel
Los dos nacieron en 1948, uno en Lyón y otro en Heidelberg. Ambos son
músicos con una larga carrera que empezó en los años setenta y
conservan un envidiable aspecto juvenil. Pero ahí acaban las similitudes
entre Jean Michel Jarre y Jackson Browne, dos creadores con caminos
divergentes. El primero atado a la música electrónica; el segundo, a su
guitarra acústica. El primero, absolutamente abstracto; el segundo,
perdidamente narrativo. Sin embargo, hay una cosa más que tienen en
común: Jarre y Browne sienten que la música es parecida a la pintura.
Ayer coincidieron en Madrid, con Art Garfunkel (que se puso enfermo y
suspendió sus encuentros con la prensa). Jarre, que acaba de publicar
Oxygene 7-13, después de 20 años de su primer Oxygene, considera que el
tecno "es el gran movimiento musical de los noventa".
Los pintores suelen decir que cada cuadro que pintan es una especie de búsqueda de la imagen ideal, la que tienen en la mente e intentan plasmar. Jean Michel Jarre siente de la misma forma. Acaba de publicar Oxygene 7-13, después de 20 anos de su primer Oxygene. "Yo soy también pintor y es exactamente así como me siento", afirma. "Cezanne decía que no hacía más que pintar una y otra vez la misma naturaleza muerta esperando conseguir algún día hacerla tal como lo deseaba. Yo considero mi trabajo en música muy cercano al de un pintor".Como era de suponer por lo dicho, la pintura de Jean Michel Jarre es abstracta. "No tiene nada que ver con ninguna intención narrativa", explica. "He estado envuelto en lo que se llama abstracción lírica, como lo que hizo Soulages, Hartung o Jackson Pollock. La primera exposición que vi de Soulages en París tuvo más influencia en mi música a nivel emocional que otras músicas que he escuchado".
La relación entre música y pintura es para él muy estrecha. "Mi aproximación a la música tiene mucho que ver con la parte artesanal de la pintura. Me interesa cada vez más la densidad de las texturas, la perspectiva, la composición coherente y equilibrada. Oxygene sólo tiene sentido si lo enmarcamos en esta relación". Un buen día Jarre decidió ir en busca de sus viejos sintetizadores arrumbados en el desván y descubrió las posibilidades que aún tenían. "He utilizado el Mocig, el Arp 2600 y el Melotron. Este álbum es una continuación de 0xygene, no en términos de melodías o ternas sino en texturas y sonidos. Un regreso al origen de mi propio trabajo. No niego el pasado, intento mirarlo en perspectiva", dice.
"Estoy convencido de que este corto periodo en el que los sintetizadores analógicos fueron creados por verdaderos artesanos fue muy importante. En su época eran mirados como frías máquinas. Pero pienso que entonces éramos como pigmeos ante un gran piano de cola. A principios de los 80 la industria japonesa empezó a manufacturar sintetizadores que buscaban la perfección en la reproducción del sonido, con la tonta idea de buscar posibilidades ilimitadas. Yehudi Menuhim decía que el violín es un instrumento artesanal muy limitado, ésa es la razón por la que con él puede dar rienda suelta a su imaginación".
En opinión de Jarre, Ios ochenta fueron un periodo muy cínico". "Todo tenía que estar bajo control", comenta, "reluciente y frío, como fueron los yuppies. Predicaban la supremacía del mito digital. En los 90 nos hemos dado cuenta de que no somos animales digitales, somos más analógicos, más subjetivos, somos personas con lados oscuros. El futuro de la música tomará lo mejor de ambos mundos".
Este compositor ve también con optimismo el auge de la música tecno entre los más jóvenes. "Tengo muchas cosas en común con ellos", afirma. "Estoy de acuerdo en que el tecno es el gran movimiento de los 90. Tengo mucho respeto por los DJ (disc jockeys), que están desarrollando su propio virtuosismo. La habitación de un DJ es como una cocina. Puedes cocinar tus propios platos con especies e ingredientes improvisados. Es la actitud más física y orgánica que se puede tener hacia la música. Es así como veo mi trabajo. Para mí el patrón melódico es un pretexto y pretendo que la armonía sea tan minimalista como la melodía. Son sólo soportes para explorar las texturas y capas de sonido que entran en evolución. Es algo físico, como lo es la piedra para el escultor".
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