Fernando Martin
Madrid
4 FEB 2000
El compositor francés presentó ayer en Madrid su nuevo disco, 'Metamorphoses'
El compositor e intérprete francés Jean Michel Jarre pasó por España
para promocionar su último disco, Metamorphoses. Jarre, de 55 años e
hijo del afamado compositor Maurice Jarre, confesó en rueda de prensa
que el nombre escogido para el disco "refleja la situación en la que me
encontraba después de Oxygéne 7-13", último disco de temas nuevos en el
que cerraba una larga etapa de experimentación.
"Después de mi anterior trabajo sentí deseos de cambiar, de metamorfosearme musicalmente en dos niveles: uno más orgánico, que tiene que ver con los ritmos y las percusiones, y otro más melódico", explicó Jean Michel Jarre ayer en Madrid.El resultado de esta mutación es un álbum en el que por primera vez incorpora voces, y para el que han colaborado, entre otras, la siempre vanguardista, Laurie Anderson y la vocalista del grupo Transglobal Underground, la egipcia Natasha Atlas.
Esta última interpreta el primer sencillo, C'est la vie, un largo tema de casi siete minutos en el que Atlas susurra la letra en medio de arreglos orientales y bases tremendamente comerciales.
Acerca de la cantante, Jarre afirmó: "Para mí es una intérprete que simboliza perfectamente la fusión entre los modernos conceptos musicales europeos y las raíces más profundas del continente africano".
Jarre comenzó su carrera al frente de grupos pop, para pasar después a componer para otros artistas, como Françoise Hardy, Pierre Boulez o Patrick Juvet. Sin embargo, se instituyó como gran embajador de la incipiente música electrónica cuando en 1977 editó Oxygéne, un elepé que dejaba traslucir las enormes posibilidades comerciales de unos sonidos y ritmos de alta tecnología.
Excéntricos
Jarre recuerda aquellos tiempos y los compara con los actuales: "Cuando empecé a hacer música electrónica, a la gente que nos dedicábamos a esto se nos tomaba por excéntricos. Ahora este tipo de música ha abierto caminos francamente interesantes y, aunque parece que todos llevan al dance, lo cierto es que hay multitud de estilos muy diferentes".
A esta voluntad experimental unió Jarre una tremenda megalomanía escénica, realizando grandiosos conciertos que asombraron por el despliegue de medios y efectos visuales y de sonido.
Algunos de los más recordados son los de la Place de la Concorde parisiense, consiguiendo un millón de espectadores que le hicieron ingresar en el Libro Guiness de los récords, o los celebrados en China. La pasada Nochevieja realizó otro mastodóntico ante las pirámides de Egipto, pero estuvo a punto de irse al traste por problemas climatológicos: "La idea de incluir antiguos ceremoniales egipcios fue del Gobierno de ese país. Yo no estaba muy de acuerdo, así que cuando tuvieron que cancelar esa parte del espectáculo por la niebla respiré aliviado".
No obstante, este tipo de conciertos sigue siendo para Jean Michel Jarre "el vehículo más apropiado para la difusión en vivo de mi música. Sin embargo, para este disco hice una presentación en un pequeño local de París, y la verdad es que quedé muy satisfecho. Puede que haga una pequeña gira en ese tipo de locales".
Otro dato a resaltar es la inclusión por primera vez en la portada de un disco suyo de una foto sin tocar del compositor. Para él "esto es otro aspecto de la metamorfosis que supuso este disco. Eso y la inclusión de más aspectos melódicos en mi música. Esto último es un camino en el que voy a profundizar en mis próximos trabajos".
Source: elpais
"Después de mi anterior trabajo sentí deseos de cambiar, de metamorfosearme musicalmente en dos niveles: uno más orgánico, que tiene que ver con los ritmos y las percusiones, y otro más melódico", explicó Jean Michel Jarre ayer en Madrid.El resultado de esta mutación es un álbum en el que por primera vez incorpora voces, y para el que han colaborado, entre otras, la siempre vanguardista, Laurie Anderson y la vocalista del grupo Transglobal Underground, la egipcia Natasha Atlas.
Esta última interpreta el primer sencillo, C'est la vie, un largo tema de casi siete minutos en el que Atlas susurra la letra en medio de arreglos orientales y bases tremendamente comerciales.
Acerca de la cantante, Jarre afirmó: "Para mí es una intérprete que simboliza perfectamente la fusión entre los modernos conceptos musicales europeos y las raíces más profundas del continente africano".
Jarre comenzó su carrera al frente de grupos pop, para pasar después a componer para otros artistas, como Françoise Hardy, Pierre Boulez o Patrick Juvet. Sin embargo, se instituyó como gran embajador de la incipiente música electrónica cuando en 1977 editó Oxygéne, un elepé que dejaba traslucir las enormes posibilidades comerciales de unos sonidos y ritmos de alta tecnología.
Excéntricos
Jarre recuerda aquellos tiempos y los compara con los actuales: "Cuando empecé a hacer música electrónica, a la gente que nos dedicábamos a esto se nos tomaba por excéntricos. Ahora este tipo de música ha abierto caminos francamente interesantes y, aunque parece que todos llevan al dance, lo cierto es que hay multitud de estilos muy diferentes".
A esta voluntad experimental unió Jarre una tremenda megalomanía escénica, realizando grandiosos conciertos que asombraron por el despliegue de medios y efectos visuales y de sonido.
Algunos de los más recordados son los de la Place de la Concorde parisiense, consiguiendo un millón de espectadores que le hicieron ingresar en el Libro Guiness de los récords, o los celebrados en China. La pasada Nochevieja realizó otro mastodóntico ante las pirámides de Egipto, pero estuvo a punto de irse al traste por problemas climatológicos: "La idea de incluir antiguos ceremoniales egipcios fue del Gobierno de ese país. Yo no estaba muy de acuerdo, así que cuando tuvieron que cancelar esa parte del espectáculo por la niebla respiré aliviado".
No obstante, este tipo de conciertos sigue siendo para Jean Michel Jarre "el vehículo más apropiado para la difusión en vivo de mi música. Sin embargo, para este disco hice una presentación en un pequeño local de París, y la verdad es que quedé muy satisfecho. Puede que haga una pequeña gira en ese tipo de locales".
Otro dato a resaltar es la inclusión por primera vez en la portada de un disco suyo de una foto sin tocar del compositor. Para él "esto es otro aspecto de la metamorfosis que supuso este disco. Eso y la inclusión de más aspectos melódicos en mi música. Esto último es un camino en el que voy a profundizar en mis próximos trabajos".
Source: elpais
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